En Vilcabamba se puede vivir 120 años. Este es el disparador de un libro que cuestiona desde el carácter moral de la medicina hasta la idea de que la muerte es inexorable.
Es curioso que en el momento en que el auge de las comunicaciones ha achicado el planeta y parece que todos los lugares están al alcance de la mano, Ricardo Coler se dedique a escribir libros de viajes que acaparan la atención de los lectores más diversos y que encabezan los rankings de los más leídos. Quizás se deba a que, como dice el escritor Juan José Millás, el viajero es una especie en extinción que ha sucumbido ante el turista, un ser que tiende a mirar la realidad con ojos de folleto y que se conforma con la banalidad de lo aparente.Ricardo Coler, fundador y director de la revista cultural Lamujerdemivida y autor de “El reino de las mujeres” y “Ser una diosa”, es, entre muchas otras cosas, un viajero. Es también un médico cuyos intereses exceden en mucho el campo de la medicina y un escritor capaz de devolverle al viaje el esplendor literario que tuvo en otra época. Su último libro, “Eterna juventud”, es una crónica construida con materiales heterogéneos comparable a “Viajes con Heródoto”, de Ryszard Kapuscinski. Aunque está referido a Vilcabamba, la zona ecuatoriana en donde es posible vivir casi cuarenta años más que en el resto del mundo, sería erróneo confundir “Eterna juventud” con un texto que exalta la vida natural para regocijo de la new age. No sólo no lo hace, sino que cuestiona el concepto mismo de “naturaleza” como paraíso perdido al que es imperativo regresar. Además, se pregunta si la vejez no puede ser considerada como una enfermedad que, aunque generalizada, puede ser ralentada, si se logra controlar los mecanismos biológicos que la producen, lo que pone en tela de juicio el concepto de “muerte” como destino inexorable. El contrapunto del relato sobre el misterio de la vitalidad de los ancianos de Vilcabamba es la figura de su propio padre, viejo y enfermo.
Es curioso que en el momento en que el auge de las comunicaciones ha achicado el planeta y parece que todos los lugares están al alcance de la mano, Ricardo Coler se dedique a escribir libros de viajes que acaparan la atención de los lectores más diversos y que encabezan los rankings de los más leídos. Quizás se deba a que, como dice el escritor Juan José Millás, el viajero es una especie en extinción que ha sucumbido ante el turista, un ser que tiende a mirar la realidad con ojos de folleto y que se conforma con la banalidad de lo aparente.Ricardo Coler, fundador y director de la revista cultural Lamujerdemivida y autor de “El reino de las mujeres” y “Ser una diosa”, es, entre muchas otras cosas, un viajero. Es también un médico cuyos intereses exceden en mucho el campo de la medicina y un escritor capaz de devolverle al viaje el esplendor literario que tuvo en otra época. Su último libro, “Eterna juventud”, es una crónica construida con materiales heterogéneos comparable a “Viajes con Heródoto”, de Ryszard Kapuscinski. Aunque está referido a Vilcabamba, la zona ecuatoriana en donde es posible vivir casi cuarenta años más que en el resto del mundo, sería erróneo confundir “Eterna juventud” con un texto que exalta la vida natural para regocijo de la new age. No sólo no lo hace, sino que cuestiona el concepto mismo de “naturaleza” como paraíso perdido al que es imperativo regresar. Además, se pregunta si la vejez no puede ser considerada como una enfermedad que, aunque generalizada, puede ser ralentada, si se logra controlar los mecanismos biológicos que la producen, lo que pone en tela de juicio el concepto de “muerte” como destino inexorable. El contrapunto del relato sobre el misterio de la vitalidad de los ancianos de Vilcabamba es la figura de su propio padre, viejo y enfermo.
Coincido con lo que dice este escritor, la vejez es una enfermedad y solo depende de nosotros que esta no crezca a grandes pasos. No es necesario viajar hasta Vilcabamba para vivir unos años mas. Nos podemos quedar en la Argentina y mientras que nuestro ritmo de vida sea calmo, seguramente seguiremos aqui. Salvo que seamos victimas de la inseguridad, de algun conductor irresponsable o alguna enfermedad mortal viviremos hasta que nuestro cuerpo no los permita. Para que evitar a la muerte, lo unico que sabemos como hombres y lo unico que esta escrito en nuestro destino es que asi como nacemos, algun dia moriremos. Y creo que en contra del destino no tenemos que ir.