jueves, 18 de septiembre de 2008

Ulises en yala

Mi primer aporte a este blog es una entrevista a Héctor Tizón. Llegue a ella por eso que algunos llaman casualidad. No puede resistirme. De Héctor Tizón tengo algunas cosas para compartir (el lugar de nacimiento y todo lo que esto significa) y muchísimo más para admirar: Sus maravillosas obras, su compromiso social, y su amor por la tierra.
Para aquellos que no lo conocen nació el 21 de octubre de 1929 en Yala , provincia de Jujuy. Fue abogado, periodista, diplomático, exiliado y regresado. Considerado uno de los mejores escritores de la lengua castellana.
Transcribí algunas partes de la entrevista, sobre todas aquellas que se relacionan con las industrias culturales. En sus respuestas el autor desnuda algunas verdades, porque no consecuencias de la globalización, que llevan a uno a un estado de reflexión.

Los que tengan ganas de leerla completa pueden visitar http://www.carasycaretas.org/2226/n5.asp

Ulises en yala
(por Pablo Tassart de la revista Caras y Caretas)

Héctor Tizón no es uno de esos jueces que se ufanan de hablar sólo a través de sus sentencias. Escritor al fin, se expresa permanentemente a través de su obra y no se priva de analizar el mundo en el que le toca vivir.

Todo parece un apacible juego de contrastes. Primero son el fresco de la mañana y el calor de la tarde casi veraniega de Jujuy. En un par de horas será el sol abrasador delatando la exagerada provisión de ropas. También el hecho de que en un lugar en donde todos parecen conocerse, nadie sabe ubicar la calle donde tendrá lugar el encuentro. Y finalmente, al terminar la búsqueda, es el agente policial el que impide la entrada y consultará con “el doctor”, que choca con la cálida bienvenida que da Héctor Tizón en su casa del barrio Los Perales,en San Salvador.

(…)Pero también lo albergó, al finalizar la dictadura, en su vuelta del exilio europeo.

Este hecho marcó su escritura pero aún más su vida. Los críticos literarios, que valoran largamente su obra, analizan esta experiencia como el paso parapoder escribir alejado de su tan preciado pago, práctica que hoy él mismo rechaza como “un reflejo condicionado”. De esta manera La casa y el viento, libro en el que desarrolla relatos de su vida en el exilio, marca una diferencia con su primera obra Al costado de los rieles, de 1960. Tizón asegura que de todas formas nunca dejará de escribir de lo que sabe y ha vivido, por más que en sus historias los personajes ya no tengan en la cara las marcas de la dura quebrada (…)

¿Su experiencia como exiliado ha motivado su escritura?–Por supuesto, porque el exilio no es un acto de voluntad, siempre es traumático. A uno lo expulsan. Con el agravante de que esa expulsión la determina gente que realmente pertenece al mundo canalla.Sin ningún derecho. Los primeros años los viví muy mal. Porque el motorde mi vida era el rencor. Y el rencor es muy mal consejero. A lo último, como todas las cosas, uno va tratando de racionalizar para poder admitirlo, para no convertirse en un rencoroso profesional, y las cosas empiezan a mejorar. Pero siempre el exilio es malo. Usted sabe que era la pena más grave en la antigüedad. Sócrates tuvo que elegir entre el exilio y la cicuta. Y eligió el veneno.
¿Qué es lo que más extrañó durante su exilio?–Y, las raíces son muy fuertes. Los italianos exiliados no pueden ver un ríosin acordarse del Po. Porque lo principal para su alma está en el pequeño lugar donde nació y creció. Yo en concreto no extrañaba mucho. Es sólo una especie de algo que pertenece al mundo de lo espiritual. De algo muy difícil de aprehender. Siempre añoré lo mismo, ya sea como diplomático o como vago, años antes. Extrañaba mi propio pueblo, Yala. Y a un grupo muy pequeño de personas.¿Necesita de su lugar para escribir?–No, ya no. Eso era antes. Era como un reflejo condicionado. Ahora puedo escribir en cualquier parte, más a partir de las comunicaciones. Trato de disciplinarme y de escribir todas las mañanas, porque si uno espera la inspiración, puede pasar mucho tiempo hasta que llegue.
Viviendo en una zona limítrofe, como Jujuy, ¿le parece que las comunicaciones han derribado las fronteras?–Las fronteras siempre fueron una cosa viva, no una raya que se hace con una regla y tinta china. No son imposiciones geopolíticas sino culturales. Por ejemplo, nosotros en el norte no tenemos fronteras porque pertenecemos a la misma cultura. En realidad somos “altoperuanos” en Jujuy. Usted va a ver que no hay mucha diferencia, ni siquiera en el arte, enel habla, en el arte culinario, en la arquitectura, en la música ni en las formas de convivencia, porque somos un solo país. Eso está en la raíz de nuestros orígenes. Por ejemplo, la cosmovisión de los niños es absolutamente distinta a la de los del resto del país. A mí la niñera me enseñaba que el Dios todopoderoso no está en el cielo, sino está bajo tierra. Y se han dado mixturas que hacen que en algunos pueblos en Bolivia se ofrende a Cristo lo mismo que al Inca Manco Capac. Los sacerdotes muchas veces no lo han combatido porque saben que la cosmovisión es imposible de cambiar. Es por eso que es tan interesante lo de Bolivia hoy. Evo Morales inició su acción revolucionaria defendiendo la coca. Insistió en que no es una droga. Es un elemento esencial como el pan. A tal punto es así que, en la ley nacional de nuestro país que prohíbe el coqueo, tiene dos excepciones: no rige ni en Jujuy ni en Salta. Evo defiende una cosmovisión. Si usted ve, se dará cuenta de que es una revolución diferente a las demás. Porque en Rusia o Francia fueron las clases medias intelectuales las protagonistas. En Bolivia se hizo al revés, fue de abajo para arriba y por eso tiene la fuerza que tiene.
Usted fue muy amigo del escritor mexicano Juan Rulfo y además se siente muy identificado con su obra.–Encuentro su literatura muy parecida al mundo al que pertenezco. La gente del altiplano tiene la misma característica que la del mundo de Rulfo: campesinos pobres, socialmente marginados, que cuando hablan lo hacen con una gran economía de palabras. Porque dicen las cosas a veces sin decirlas. Las omisiones son tan importantes como las expresiones. Usted se puede dar cuenta como en el carnaval cantan y bailan. Esos días están diciendo algo, se están desquitando del resto del año. Sin duda alguna Rulfo es el fundador de la gran literatura latinoamericana junto con el cubano Alejo Carpentier. Sin ellos América latina seguiría siendo una especie de telón de fondo pintoresco, sólo de grandes selvas, lagos o volcanes.
Rulfo además tenía una mirada muy crítica de lo que veía en el campo. No era compasivo ni pintoresquista.–No, para nada. Porque el pintoresquismo es una negación de la realidad. Una especie de estafa. Eso del “color local” es lo peor que le puede pasar a la literatura. ¿Cuál es el color local de Honduras o de Colombia? El escritor le debe huir como la peste. Lo mismo el folklore. Puede tener buena fe, pero deforma la realidad. Muchas letras de las zambas son una mera inspiración en la poesía de Pablo Neruda: “El corazón mineral de la tierra”,¿qué es eso? Así no cantan los bagualeros, la gente de nuestra tierra. Ellosno son grandes lectores.
¿Qué opina del boom turístico que se está registrando en la Quebrada?–La gente de estos lugares va poco a poco desfigurando sus artesanías. Una vez vi una quena en un puesto pintada con los colores de Boca Juniors. Y le dije al hombre: “¿No sabés que las quenas no se pintan, además de que esta pintura no existía en aquellos años?” Y él me contestó: “Yo eso lo sé porque mi bisabuelo ya tocaba la quena. Pero las pinto porque si no la gente no me las compra”. Eso es una especie de prostitución que está causando el turismo. Pero no debemos reaccionar con violencia. La gente de estos lugares está muy desvalorizada. ¿Qué sucedería si él le mostrara al turista que viene con su gran cámara la ollita que él y sus paisanos usan para cocinar? Por eso digo que no hay que reaccionar violentamente, hay que devolverle la dignidad a esta gente. Dotar de energía solar a las escuelas, algo que se está haciendo ahora, es muy importante. Calefacción, heladeras, computadoras.
Esto les da dignidad.–Los conecta con el mundo desde otro lugar. ¿Usted sabe lo que es levantarse y salir al campo con veinte grados bajo cero y buscar algunas raíces para hacer el fuego para calentar el desayuno? Imagínese que uno critique darles gas porque no quiere que la gente pierda identidad.
Sabemos que no le gusta hablar anticipadamente sobre sus futuras novelas, pero ¿se tratará también sobre las temáticas del norte?–Sólo los ingleses podían escribir sobre algo que no era Inglaterra y nuncadejar de ser ingleses. Yo no podría escribir sobre temas que no son los de mi propia sociedad. Porque me convertiría en un charlatán o en un escritor de folletos de turismo. No escribo ni para la posteridad, ni para la aldea global.

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