domingo, 21 de septiembre de 2008

BAJEN EL VOLUMEN

hola a todos!!! finalmente, después de varios inconvenientes puedo publicar unos textos que me parecieron interesantes en lo que respecta a tecnología, cultura y creatividad.
El articulo que voy a compartir a continuación tiene como copete: La contaminación sonora, en general, pero también ciertos hábitos culturales y nuevos dispositivos tecnológicos, podrían crear una nueva generación de hipohacúsicos.
Realmente algo interesante, sobre todos para nosotros los jóvenes que a diario utilizamos reproductores de MP3, disckman, el reproductor de música del celular, entre tantos otros dispositivos. Muchas veces escuchamos informaciones y comentarios sobre el daño que puede provocar su uso y abuso de estos, pero ¿Realmente estamos bien informados y conscientes de sus causas y efectos? Prestemos atención al texto.
Un mundo saturado de gritos y bocinazos, de música y televisores a todo volumen. donde nadie recuerda que son los susurros. Aunque muchos piensen que en la ciudades ya convivimos con esa realidad irritante, los expertos aseguran que todavía falta lo peor: en pocos años, se acentúe la tendencia de pérdida de audición entre adolescentes y jóvenes. Un problema que ya se registra en los chequeos de salud preocupacionales de quienes buscan trabajo por primera vez, con pérdidas de hasta diez decibeles de audición.
El oído es como una cajita de cristal. Pero poco son conscientes de cuanto hay que cuidarlo. La Organización Mundial de la Salud recomienda como límite de tolerancia los 65 decibeles y ubica el umbral del dolor, para personas con audición normal, en los 120 decibeles. Sin embargo, la mayoría de los recitales de rock alcanzan los 140 decibeles, es decir el mismo nivel de ruido de las turbinas de un avión.
En la sociedad del ruido, la Argentina integra un triste ranking con 105 decibeles en algunas esquinas, y en horarios picos, la cuidad de Buenos Aires es la cuarta cuidad más ruidosa del mundo después de Tokio, París y Nueva York. Urbes como Córdoba y Rosario no se quedan atrás. ¿Estamos criando futuras generaciones de sordos?, ¿Podemos, a causa de malos hábitos, perder progresivamente uno de nuestros sentidos?
Según la Federación Argentina de Sociedades de Otorrinolaringología (FASO), estar expuesto durante mucho tiempo a un ruido superior a los 80 decibeles puede provocar, además de problemas de audición, alteraciones del sueño y en el ritmo respiratorio, taquicardia, náuseas, cefaleas, irritabilidad y disminución de la potencia sexual. También hay efectos fisiológicos como la fatiga auditiva, los zumbidos transitorios y luego permanentes, la inestabilidad pasajera, la ansiedad y las alteraciones visuales.
Los otorrinolaringólogos diferencian dos mecanismos de daño auditivo: por un lado, el provocado por un único sonido intenso, por ejemplo el generado por el disparo de un arma de fuego, la pirotecnia o una bomba de estruendo; y por otro lado, el deterioro provocado por la exposición crónica, prolongada en el tiempo, por el trabajo en una industria, el hábito de la música u otros sonidos fuertes.
Pero el volumen no es lo único preocupante. Los expertos también echan la culpa a los problemas auditivos de los adolescentes a los auriculares cada vez más invasivos que salen a la venta. Cuanto más pequeños son los auriculares, más obturan el conducto auditivo, impidiendo los mecanismos naturales de amortiguación de los sonidos del oído.
Interesante ¿no?. Este texto fue publicado en la Revista Rumbos.

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